Storytelling, Story: Mi fuego maternal
Sin madres no hay herencia genética, no hay continuidad ni evolución. Pero hay momentos que me pregunto si es nomal que la evolución venga con el paquete de la dificultad de la mano de la misma madre. Años atrás no había nada en el mundo que me asustara tanto como el grito de mi madre. Cuando me retrasaba en llegar a casa, sin querer, jugando hasta que el sol se perdía, un sábado cualquiera, arrastrando la bici por el camino sin asfalto, el que llevaba a mi casa oculto entre las hierbas. El camino que no se tomaba porque era empinado y era el cementerio de perros callejeros. Ella me esperaba con los ojos rojos de tanto llorar, con la cabeza hinchada por la preocupación. Los gritos, los castigos, el golpe de la puerta del cuarto al cerrarse, nunca escaparán de mi memoria. O su llanto fuerte y sin precaución de la vista de sus pequeños hijos que con el tiempo ya no la abrazaban ni querían calmar porque cada una de las veces nos rechazaba, gritaba, miraba con desprecio. Esos llantos que l...